Es otra variante de maricón y marica que resulta mucho menos fuerte. Sigue siendo un término principalmente despectivo, aunque en ocasiones, y dependiendo de cómo se diga y a quién, puede ser incluso una palabra casi cariñosa.
Ejemplo:
Tesoro, a mí me da igual que seas mariquita. Eres mi hijo y siempre te querré con todo mi corazón.
Ejemplo:
Tesoro, a mí me da igual que seas mariquita. Eres mi hijo y siempre te querré con todo mi corazón.